Lina Cantillo: la arquitecta de la elegancia masculina en Latinoamérica

In Moda by Juliana Gómez J

“La identidad de una marca no nace de lo que está ‘de moda’, sino de lo que se quiere decir al mundo, incluso cuando el mundo no está listo para escucharlo”

En una industria históricamente dominada por nombres femeninos y propuestas dirigidas a la mujer, Lina Cantillo ha construido un universo propio, sofisticado y coherente en torno a la moda masculina. Desde sus raíces caribeñas en Barranquilla hasta las pasarelas más exigentes del país, su sello ha sido claro: una sastrería impecable que respira libertad, identidad y carácter.

Un comienzo entre texturas y tradición Lina Cantillo no nació en el circuito de la moda convencional, sino en uno mucho más íntimo: el del oficio, el detalle y la memoria.

Formada en el prestigioso Instituto Burgo de Milán; Lina resalta con su lenguaje creativo entre la precisión europea y la calidez del trópico colombiano haciendo que cada puntada sea una síntesis perfecta donde demuestra que su enfoque no es simplemente vestir al hombre: es interpretarlo, narrarlo y elevarlo.

Aunque la sastrería es su campo base, Lina Cantillo ha demostrado que un traje no tiene por qué ser rígido ni distante, su estilo y propuesta van más allá del traje. En su universo, las líneas clásicas se suavizan con telas nobles, colores con alma y cortes que abrazan el cuerpo sin imponerlo. Sus colecciones evocan una masculinidad moderna, empática y elegante, sin renunciar al poder simbólico del vestir bien.

Cada pieza es una declaración de principios: desde camisas en lino artesanal hasta blazers con estructura arquitectónica, todo está pensado para dialogar con la personalidad de quien lo lleva. No en vano, su ropa ha vestido a presidentes, músicos, actores y empresarios que entienden la moda como parte de su narrativa personal.

No solo diseña ropa: construye relatos visuales que exaltan la herencia cultural, la diversidad y la elegancia sin esfuerzo, dándole a sus puntadas una voz con identidad en la moda latinoamericana, en cada colección hay un guiño al alma caribeña, a la artesanía europea, un tributo a la sastrería clásica y una mirada crítica sobre los estereotipos de género en la moda. Como mujer diseñando menswear, ha abierto caminos con visión, coherencia y una estética propia que no se rinde ante las tendencias efímeras.

En sus propias palabras dice: “cuando la moda se desconecta del territorio, no hay fibra de país, pierde alma. Se vuelve copia, ruido, tendencia vacía”.

Su participación como pasarela inaugural en Cali Distrito Moda 2025 fue un recordatorio contundente del poder de su firma, fue el escenario perfecto para el regreso de una maestra. Presentó la colección Newstalgia en un escenario tan simbólico como inédito: la Catedral Nuestra Señora del Rosario del Palmar, en Palmira, Valle del Cauca.

Con más de 30 looks, Lina fusionó su legado sartorial con una lectura contemporánea que exploró la nostalgia como motor creativo. La paleta de colores osciló entre neutros suaves y tonos vibrantes como el cereza, el cobre y el azul profundo. Fue una colección que habló de raíces, pero también de evolución.

El evento no solo tuvo impacto estético: también fue un acto de inclusión, participaron modelos afrocolombianos, indígenas, personas con discapacidad y representantes de la comunidad LGBTIQ+, dejando un mensaje claro: la moda del futuro es diversa, accesible y profundamente humana.

Lina Cantillo, ha construido algo más que una marca: ha cultivado una forma de ver el mundo a través de la moda, ha demostrado que la elegancia no es un cliché, sino una herramienta de expresión. Su legado es una invitación constante a que los hombres se reconcilien con el poder de vestirse bien, con propósito y sin temor al detalle.

Hoy, más de 25 años después de haber iniciado su camino, su visión se mantiene intacta: la moda como vehículo de historia, identidad y sensibilidad. Y si algo deja claro su paso por Cali Distrito Moda, es que aún le queda mucho por decir y coser.