La revolución romántica de Rosarito en Cali Distrito Moda 2025

In Moda by Juliana Gómez J

Rosarito, bordados de memoria en la penumbra caleña

En el sótano 3 del Centro de Eventos Valle del Pacífico en Cali, donde la ciudad parece desvanecerse y el silencio tiene eco, una luz cálida empezó a dibujar siluetas. No era solo el inicio de una pasarela, era el comienzo de una experiencia inmersiva que parecía salida de un sueño compartido entre la nostalgia, la feminidad y lo ancestral. Así se presentó Rosarito, la firma de la diseñadora argentina Marina Barvato Bonorino.

“En Cali encontré una pasarela viva, sensible y abierta a las historias textiles de otros mundos.” — Marina Barvato Bonorino

La pasarela —subterránea, futurista y sensorial— sirvió como escenario perfecto para una colección que desafía el tiempo y el género. Bordados dorados como constelaciones sobre gasas entalcadas, mangas globo que parecían abrazar el cuerpo, faldas vaporosas que contaban secretos al moverse, cada prenda era una reliquia moderna, una pieza de arte lista para habitar el presente.

“No desfilamos prendas, contamos relatos”, afirma Marina, mientras observa desde el backstage los últimos retoques a un vestido bordado a mano en Rajasthan. Porque sí, Rosarito no es solo moda, es un tejido de memorias y viajes: India, Argentina y ahora Colombia, unidos en un lenguaje textil común.

La colección —romántica, melancólica y provocadoramente delicada— tomó referencias del vestuario de los años 50, pero despojándolo de su rigidez histórica. Aquí los cuerpos no se ajustan a moldes son reales, diversos, libres, hay faldas midi para hombres, blusas vaporosas que no entienden de género, piezas oversize pensadas para cuerpos no normativos. La moldería fue pensada como un acto de ternura.

“Apostar por cuerpos diversos es parte de nuestra identidad como firma”, nos dice la diseñadora vestida con una camisa blanca intervenida con hilos de cobre reciclado.

Hubo algo especial en Rosarito, la capacidad de invocar lo íntimo en medio del ruido, de bordar belleza sin artificios, de recordar que la moda puede ser también un susurro suave, un gesto sutil que se queda en la piel mucho después del último aplauso, por lo tanto Rosarito no propone moda, propone emoción.